LA MAR CALLADA

¡Qué amanecer tan fortuito!
Alejado de aquellas bocas
Que se desgarran en quebranto
Sin techo; ¡Bendito!

Y su arena recorre cada herida
Del que sangró y sangra,
Cada gota y sal, escuece;
¡Venganza!

Sus olas, testigos sin palabra
De una guerra que no calla
De un silencio que le atrapa
Sin querer;  ¡Escapa!

Su agua mansa. Su terrible
Soledad se hace hueco
Entre bombas, tiroteos, y
Otras enfermedades; ¡Deteneos!

Palabras, palabras y palabras
Para sanar un sistema insostenible
Por picos alimentados de mugre;
¡Divagando sin rodeos!

Así se desmorona el mundo
Y no hay más que una sombra
De recelos y desengaño…
Y a mi mar; ¡Ni tocarlo!

Porque en sus aguas estamos a salvo,
En tierra de nadie, en misión de Paz.
Porque somos piratas de promesas;
¡A la vista está!

Que un navegante por tierra
Está condenado a callar,
A sufrir para ganar, ¿y mi tesoro perdido?
¿Quién me lo da?

Aquí me quedo en su cuna
No hay dueño, no hay dinero
Sólo un silencio acuna,
Mis palabras; ¡Qué fortuna!

Dedicado a ese trocito de Paz que me da la mar, y esa mañana que me acuna junto a ti, mamá” –Hoy viajaré a esta guerra que me llevan mis pies y me perderé, sin cobertura, con sed de volver para escribir otra vez las hazañas venideras de un mundo que está por ver-


 Derechos reservados por la autora: Patricia López Castillo.



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