HASTA QUE SALGA EL SOL

Los tiempos me agotan,
el cerebro me va a explotar
explorando cómo salir
de la misma desidia.
Sin rumbo, me hace suspirar
el silencio y el cansancio.
Me agota cada término de mi cuerpo
hasta hacerlo inmortalmente soñador.

¡Y qué decir del antojo de la noche!
¡Que acecha mi tinta y traspasa
altos niveles de adrenalina!

Y de ilusiones enterradas está volando
la imaginación de una servidora.
De ojos, que no descansan
por miedo a morir,
encarcelados en la pobreza.
Envueltos en la miseria de un
porvenir escrito con sangre,
cuyas cartas desaparecen
a la vuelta de la esquina.

¡Ay! ¡Qué crisis con más talante!
Y orgullosa están sus padres de ella...
...¡Ay! Que me haces sufrir
a mis seres más queridos, y a todos,
por los que un chusco de pan pelean...

¿Porqué reñir por tener derecho
a llevarse comida a la boca?

¿Cuándo nos dijeron
que vivir sería un castigo
en el que sufrir es ley de vida?

No entiendo el infortunio venidero.
Ni entiendo en qué se basa la fortuna.
Tampoco entiendo esta locura
que de loca no tiene nada.
Y puesto que es una palabra más,
sin motivo de emprender no más
que un sollozo en mi boca,
que busca un amanecer sin sombras
en las que esconder los sentimientos.
Un amanecer sin contrabando
jugándose la vida en la noche,
combatiendo en la calle, y
soñando despierto a que salga el Sol.

Patricia López Castillo.


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